Según la investigación del MPF, era el jefe, organizador y financista de una banda que traficaba estupefacientes en la Villa 9 de Julio de la localidad bonaerense de Billinghurst. Tenía propiedades en Moreno, Parque Leloir y Pinamar. Lo condenaron también a pagar multas por 275 millones de pesos. En los fundamentos dados a conocer hoy, el tribunal describe a la banda como violenta y con una estructura verticalista.
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°2 (TOF) de San Martín condenó a 9 años de prisión y a pagar multas por 275 millones de pesos a Javier Alejandro Pacheco (51), alias “El Rengo”, como jefe de una organización dedicada al tráfico y almacenamiento de estupefacientes y al lavado de activos, que entre 2018 y 2021 operó en la Villa 9 de Julio del partido bonaerense de San Martín. Los fundamentos fueron dados a conocer hoy en un fallo en el que los jueces tildan a los responsables de la agrupación criminal de «violentos» y «verticalistas».
En este debate, el Ministerio Público Fiscal estuvo representando por el titular de la Fiscalía General N°2 ante los TOF de San Martín, Alberto Gentili.
La sentencia dictada el lunes pasado por los jueces Walter Venditti, Claudia Morgese y Fernando Machado Pelloni, también incluyó las condenas de un hermano del principal imputado, Rodrigo Mauro Pacheco (47), a una pena de 6 años y 8 meses de prisión; y de la coimputada Laura Alejandra Godoy (52), a 3 años de prisión, quien a raíz del tiempo que llevaba detenida, se le dio por cumplida la pena.
En el caso del “Rengo” Pacheco, fue condenado como jefe y organizador de una estructura criminal destinada al tráfico de estupefacientes en su modalidad de tenencia para la comercialización, con la intervención organizada de tres o más personas, como coautor del delito de almacenamiento de estupefacientes, agravado por haberse cometido con la intervención de tres o más personas en forma organizada, y como coautor del delito de lavado de activos en relación a las operaciones de compraventa de dos automóviles, conductas que merecieron también la imposición de multas de 175 millones y 100 millones de pesos.
A su hermano Rodrigo Pacheco, el tribunal lo consideró coautor del delito de tenencia ilegítima de estupefacientes con fines de comercio, agravado por haberse cometido con la intervención de tres o más personas en forma organizada.
Por último, a Godoy, quien recibió la menor de las penas, se la condenó como partícipe secundaria del delito de tenencia ilegítima de estupefacientes con fines de comercio, agravado por haberse cometido con la intervención de tres o más personas en forma organizada.
Otras 11 condenas en juicio de trámite abreviado
La fiscalía precisó que otros once integrantes de esta estructura criminal no llegaron a un debate oral, pero terminaron condenados por distintas modalidades de tráfico de estupefacientes y con distintos roles, en un juicio de trámite abreviado y con el siguiente detalle de penas:
- 6 años de prisión: Nicolas Javier Albornoz (hijo de «El Rengo Pacheco), Ezequiel Ariel Pacheco (hermano del principal imputado), Juan Pablo Ariel Albarracín y Esteban Fernando Andrade.
- 4 años de prisión: Rebeca Soledad Rita Insaurralde y Erik Sebastián Domínguez.
- 3 años y 3 meses de prisión: Claudio Ezequiel Cabrera, María Laura Alegre, José Armando Gramajo, Kevin Michel Ríos y Braian Joel Mendieta.
En esta instancia, también resultó absuelta una coimputada.
La pesquisa policial detectó que “’El Rengo’ Pacheco y sus hermanos ofrecían diferentes trabajos ligados al circuito de venta, fraccionamiento y distribución de drogas a los residentes del barrio, los cuales comprenderían también el acopio de drogas, resguardo de armas de fuego y la contaduría del dinero recaudado de la venta”.
“Violentos y verticalistas”
En los fundamentos del fallo -dados a conocer hoy-, el juez Venditti afirmó que en el juicio quedó demostrado que la organización narcocriminal de “El Rengo” Pacheco tenía tintes “violentos” y “verticalistas”.
“Violentos, en tanto en autos sobran probanzas que demuestran que los miembros de la organización llevaban a cabo maniobras de esas características con el objeto de afirmar su poderío frente a otras bandas con las que se disputaban el territorio, aleccionar a los lugareños e, inclusive, a los propios integrantes del grupo criminal”, señala el magistrado en el voto unánime que recibió la adhesión de sus otros dos colegas.
“Verticalistas -continuó Venditti-, en virtud de que se ha comprobado que no todos contaban con el mismo poder y funciones, sino que la pirámide organizacional estaba compuesta por distintos escalafones o estratos, en los cuales sus integrantes poseían distintos roles que no estaban asignados azarosamente, sino que dependían del grado de confianza que tenían con quien se ubicaba en la cúspide de esa estructura -Javier Alejandro Pacheco-”.
Explicó que “en ese sentido, se evidenció una clara subordinación y control por parte de los sujetos ubicados en los mandos superiores (una suerte de ‘laderos’ del organizador), respecto de quienes se encontraban situados en los estamentos más bajos del agrupamiento ilícito”.
El caso
Según el requerimiento de elevación a juicio que en su momento formuló la titular de la Federal en lo Criminal y Correccional N°2 de Morón, Mariela Labozzetta, al menos en el período comprendido entre enero de 2018 hasta al menos junio de 2021, Javier Alejandro Pacheco fue el organizador y financista de una estructura criminal que fuera montada, principalmente, aunque no de forma exclusiva, en la Villa 9 de Julio del partido bonaerense de San Martín.
“El nombrado no solo diseñó una agrupación funcional, sino que además planificó y delimitó los roles de sus miembros, ideó la estrategia operativa para poder desarrollar -sostenidamente en el tiempo- el tráfico de estupefacientes y seleccionó, proveyó y financió los recursos necesarios para la correcta ejecución del tráfico ilícito de drogas ilícitas (transporte, almacenamiento, fraccionamiento y distribución de estupefacientes, tales como marihuana y cocaína), ya sea en grandes cantidades o en pequeñas dosis destinadas al comercio al menudeo”, se detalló en la acusación.
Según el MPF, también se logró verificar la tenencia con fines de comercialización de manera organizada (conforme los resultados de los procedimientos materializados entre los días 29 de mayo y 18 de junio de 2021) y en el almacenamiento de marihuana que fuera detectado el 27 de julio de 2018 en el galpón de la calle 2 de Abril al 2300 de Moreno, donde se secuestraron más de siete toneladas de marihuana (en total fueron 7.737 paquetes compactos de esa droga cuyo pesaje exacto dio 7.394,14 kilogramos).
“El vecino narco”
La investigación se inició el 15 de octubre de 2020 como consecuencia de la denuncia anónima realizada por una persona y recibida en la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) del Tráfico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado de Ezeiza de la policía bonaerense. Allí se comunicó que un hombre conocido como “El Rengo Pacheco”, residente de una vivienda ubicada en la calle Zapiola s/n de la localidad de Paso del Rey, partido de Moreno, se dedicaba al comercio de estupefacientes, tanto cocaína como marihuana, y que fruto de ello había adquirido un sinnúmero de propiedades en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
También se precisó que Pacheco resguardaba en aquella vivienda el material estupefaciente, el cual era luego distribuido en las zonas de Morón, Moreno y San Martín, utilizando para ello una camioneta Toyota Hilux de color roja.
Finalmente, se destacó que esta persona solía estar armada y contaba con la colaboración de diferentes sujetos que lo asistían en las maniobras ilícitas apuntadas.
“Violentos, en tanto en autos sobran probanzas que demuestran que los miembros de la organización llevaban a cabo maniobras de esas características con el objeto de afirmar su poderío frente a otras bandas con las que se disputaban el territorio, aleccionar a los lugareños e, inclusive, a los propios integrantes del grupo criminal”, señaló el fallo.
El MPF impulsó la investigación y, tras las tareas investigativas, efectivos de la DDI Ezeiza comprobar la existencia real de esa vivienda en Paso del Rey y descubrieron que contaba con cámaras de vigilancia y que se encontraba resguardada por un paredón perimetral que superaba los dos metros de altura y por distintas chapas ciegas colocadas en el frente, todo lo cual impedía la observación hacia el interior de la propiedad.
Asimismo, se consignó que Pacheco era oriundo del partido de San Martín, poseía un gran patrimonio –dentro del cual aparecían rodados de alta gama–y que, de acuerdo al comentario que realizaban sus vecinos, era llamado “el vecino narco”, puesto que siempre se mantenía oculto y no podía justificar su situación patrimonial.
Los avistajes aéreos practicados por los investigadores comprobaron las particularidades que presentaba la vivienda en la que residía por aquel entonces Pacheco, la que estaba emplazada en un predio de aproximadamente 50 metros de fondo por 20 de frente, que poseía una piscina, cancha de fútbol, fuentes de agua y una amplia construcción techada con cochera para dos automóviles.
“Soldados, satélites y encargados” en la Villa 9 de Julio
La pesquisa policial con tareas encubiertas en el territorio detectó que “’El Rengo’ Pacheco y sus hermanos ofrecían diferentes trabajos ligados al circuito de venta, fraccionamiento y distribución de drogas a los residentes del barrio, los cuales comprenderían también el acopio de drogas, resguardo de armas de fuego y la contaduría del dinero recaudado de la venta”.
La venta de drogas manejada por Pacheco en ese barrio de la localidad de Billinghurst se concentraba en la continuación de la calle 26 de Julio y tenía una estructura que incluía a los denominados “soldados”, es decir personas que portaban armas y equipos de telefonía que hacían las veces de seguridad y tenían la función de “contrarrestar acciones policiales que se emprendan en el lugar o ejercer la defensa frente a bandas rivales que quieran disputar el territorio”, según se detalló en la imputación.
También se verificó la colaboración de otros sujetos llamados “campanas o satélites”, los que tenían la misión de “informar sobre todo acontecimiento o presencia inusual, para de esa manera tener anoticiado a todo el barrio y por ende a los vendedores, y permitir que estos últimos huyan de ser necesario”.
Con un rol más destacado, fueron ubicados los “encargados”, cuya función era el de organizar directamente las actividades de venta de drogas, recibir el dinero recaudado por los vendedores y digitar los puntos o lugares dentro de la Villa 9 de Julio en los que debían realizarse las operaciones apuntadas.
La detención en Parque Leloir
Pacheco y otros miembros de su organización fueron detenidos en una serie de 21 allanamientos realizados el 29 de mayo de 2021. El ahora condenado no fue ubicado en su domicilio de Paso del Rey, sino en una lujosa vivienda ubicada en la calle Gauchos de Güemes al 1900 de la localidad de Parque Leloir, en el partido de Ituzaingó, donde se había mudado recientemente.
Allí, se hallaron 15 envoltorios de nailon con 20,71 gramos de cogollos de marihuana, 18,38 gramos de cocaína, dinero y un picador de marihuana, entre otros elementos.
También se secuestraron cuatro vehículos: una camioneta Toyota Hilux color rojo, un BMW dorado, un Ford Focus y un Volkswagen Gol Trend.
Otro de los objetivos allanados fue una casa que Pacheco tenía en el barrio cerrado “La Herradura” de la localidad balnearia de Pinamar, donde pasaba los veranos y se hallaron dos vehículos UTV.
Fuero: Penal,
Tribunal: Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°2 (TOF) de San Martín,
Voces: condena, prisión, organización, banda, violencia, trafico, estupefacientes, lavado de activos, multas,
Fuente: fiscales.gob.ar