El imputado llegó a juicio acusado por intento de femicidio y varios hechos de violencia conexos perpetrados contra su expareja.
Los jueces de la Sala VI del Tribunal de Juicio condenaron a Roberto Daniel Rodríguez (34), alias “Chato”, a la pena de once años de prisión efectiva por resultar autor penalmente responsable de los delitos de coacción, lesiones doblemente agravadas por la relación de pareja preexistente y por mediar violencia de género, amenazas, desobediencia judicial (dos hechos) en concurso real, y por el delito de homicidio doblemente calificado por la relación de pareja y por mediar violencia de género en grado de tentativa, todo ello en concurso real, en perjuicio de N. E. M. Los jueces ordenaron que el condenado continúe alojado en la Unidad Carcelaria 1. También dispusieron que en el ámbito del penal se le brinde asistencia psicológica o psiquiátrica terapéutica, previo diagnóstico profesional, mientras dure su privación de la libertad. Finalmente, ordenaron que se le realice al condenado examen genético por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), previa asignación del Dato único de Identificación Genética (DUIG), para su incorporación en el Banco de Datos Genéticos.
El juicio con tribunal colegiado estuvo a cargo de los jueces Guillermo Pereyra (presidente), José Luis Riera y Mónica Mukdsi (vocales). Por el Ministerio Público intervino el fiscal de la UGAP 1, Pablo Rivero. Roberto Daniel Rodríguez fue condenado por un hecho ocurrido el 1 de julio de 2017 alrededor de las 23, en Rosario de Lerma, y por otros hechos conexos previos. Esa noche, la denunciante N. E. M. se retiró de un restaurante donde festejaban el cumpleaños de una prima y tomó un remis para ir a su casa a buscar ropa. Su intención era regresar para quedarse en casa de la cumpleañera. Al llegar a su domicilio entró directamente al baño y, cuando quiso salir, el imputado empujó la puerta, la agarró de los cabellos, la tiró al piso y comenzó a golpearla. Rodríguez había sido excluido del hogar y tenía prohibición de acercamiento por hechos previos de violencia contra su expareja. En su denuncia, la víctima relató que observó que Rodríguez tenía algo en la mano pero pensó que era un palo. No sintió las puñaladas. Salió gateando hasta la puerta y gritó pidiendo ayuda. El remisero que la esperaba en la puerta arrancó y se fue. El imputado siguió agrediéndola y fue entonces que la damnificada advirtió que lo que tenía en la mano era un cuchillo con el que le daba puntazos en diferentes partes del cuerpo. En ese momento salió un vecino, quien se acercó y le gritó al acusado que la dejara. Rodríguez entró en la casa y la denunciante pudo ser auxiliada.
Fuente: Poder Judicial Salta