La madre del joven lo había solicitado porque, según ella, el padre no tiene vinculo con su hijo. La Justicia lo rechazó porque afirman que no es suficiente motivo y que el apellido es una cuestión de Estado.
El Juzgado de Familia de Cipolletti falló en contra de la solicitud presentada por una madre y su hijo adoelscente en la que solicitaban cambiar el apellido paterno por al materno justificando que el joven no mantenía un vinculo con su padre. En el escrito, el juez afirmó que no se pudieron determinar los motivos suficientes para acceder al cambio registral y que estas modificaciones pueden tener consecuencias ya que la identidad está ligada al orden público.
Según indicaron, el fallo ratificó que «el cambio de apellido, a pesar de estar receptado en el Código Civil, no depende solamente de la voluntad del interesado o interesada». En este caso en particular, la sentencia sostuvo que «no resulta suficiente la falta de vínculo entre el progenitor y el adolescente sino que deben darse justos motivos, tal como lo establece la legislación», y para el juez no se pudieron acreditar.
El Código Civil y Comercial, vigente desde el 1 de agosto de 2015, establece en su artículo 69 que el cambio de prenombre o apellido sólo procede si existen justos motivos a criterios del juez o jueza. Afirma que se considera “justo motivo” de acuerdo a las particularidades del caso, entre otros, a el seudónimo cuando hubiese adquirido notoriedad, la raigambre cultural, étnica o religiosa y la afectación de la personalidad de la persona interesada, cualquiera sea su causa siempre que se encuentre acreditada.
En el caso de la familia cipoleña, se conoció que como el padre y el adolescente no mantienen contacto se realizó una delegación del ejercicio de la responsabilidad parental. Es decir, la madre se encontraba autorizada para “otorgar en forma unilateral todos los actos que requieran el consentimiento de los progenitores”. En otras palabras, solo la madre estaba a cargo del hijo.
En ese contexto la madre solicitó a la Justicia la supresión del apellido paterno indicando que el adolescente se sentía más identificado con el apellido de ella. El chico fue escuchado a través de una entrevista personal y privada por las autoridades judiciales y finalmente se arribó a la conclusión de que no existían “justos motivos” para quitarle el apellido del progenitor.
Se indicó en la sentencia que esos “justos motivos” a los que se refiere el Código Civil deben ser acreditados, de manera de poder asumir y determinar que éstos incidan o repercutan grave y nocivamente en el equilibrio espiritual, psíquico y/o emocional del solicitante “lo cual no surge comprobado en este proceso”.
El juez ratificó en el fallo que “no basta para la acreditación de tal extremo partir de simples inferencias, como sería en el presente caso suponer -a partir de la falta de contacto del adolescente con su progenitor- que ello le cause una afectación a su personalidad, que no ha sido probada. La ausencia paterna permite en todo caso tener por cierta su falta de identificación con el progenitor, pero no alcanza en mi opinión para sostener que se ha acreditado afectación de la personalidad que indudablemente requiere de una prueba mucho más acabada que la sola referencia de su representante legal y una mención realizada en la entrevista personal acerca de su primer prenombre (coincidente con el de su padre)”.
En la sentencia también se afirmó que el nombre es una institución de carácter mixto: “como atributo de la personalidad engendra a favor del titular un derecho subjetivo; como elemento de individualización, interesa al Estado y es materia de orden público, por lo cual el titular se ve sometido a ciertos deberes”.
El caso se resolvió antes de las medidas de aislamiento social dispuestas por la pandemia Covid-19. En consecuencia las partes ya están notificadas.
Fuente: lmcipolletti
Fuero: Familia
Tribunal: Juzgado de Familia de Cipolletti
Voces: cambio de apellido, vínculo con el padre, cuestión de Estado