La tragedia del geriátrico terminó con condena en suspenso.

En un incendio hubo seis muertos y heridos.

En juicio abreviado, el dueño fue condenado a tres años de cárcel, pero no será detenido El drama ocurrió en 2010. La vivienda no estaba habilitada y hubo un cúmulo de irregularidades. Más de ocho años después y luego de un engorroso proceso en los Tribunales cordobeses, la tragedia del geriátrico Le Petit, aquel incendio que se llevó la vida de seis jubilados y dejó heridas en otros tres, finalmente, tuvo condena: la Cámara 6ª del Crimen de Córdoba sentenció a tres años de prisión en suspenso al dueño del establecimiento. Gabriel Jorge Nicola (55) fue hallado culpable de homicidio culposo agravado por la pluralidad de víctimas y lesiones graves culposas reiteradas. O sea, se consideró que fue imprudente y negligente. Además, la jueza Adriana Carranza dispuso que el empresario no pueda administrar establecimientos gerontológicos ni de salud por cinco años. Y se le impide por ese lapso ser socio de cualquier emprendimiento. El fallo, resuelto en las últimas horas, fue consecuencia de un juicio abreviado en el que Nicola se declaró culpable. Este acuerdo fue suscripto por la fiscal de Cámara, Adriana Abad, y el defensor del acusado, Héctor Ponssa.

La escala penal para este delito va de dos a cinco años de prisión. El drama sucedió en la madrugada del 1° de septiembre de 2010 en el geriátrico Le Petit Residence, en calle Gregoria Matorras al 3500, Cerro de las Rosas, de la ciudad de Córdoba. La residencia tenía la habilitación vencida y en infracción a la normativa –según se determinó en la causa– había una sola enfermera para cuidar a todos. La hipótesis de la instrucción daba cuenta, sobre un informe de Bomberos, que un cortocircuito o una chispa proveniente de una “zapatilla” (adaptador) en la que habrían estado enchufados varios aparatos, o bien de uno de los colchones de agua de una cama, habría tomado contacto con una pérdida de gas del caño de un calefactor. Esto produjo una llamarada que, a su vez, alcanzó cortinas y distintos elementos que había en una habitación donde residían personas de escasa movilidad. Esta pieza estaba ubicada en una ampliación de la vieja casona. “Los posteriores peritajes no fueron coincidentes sobre una sola causa. Una pluralidad de causas fue lo que terminó causando el desastre. Una chispa, malas instalaciones, un lugar no habilitado, una sola enfermera para varios pacientes”, expresó ayer la fiscal. En instantes, el fuego se extendió a gran parte de la residencia. Producto de las llamas y del humo, fallecieron Zulma Torres, Ana María Chauvet, Verónica Carrizo, Luis Caranta, Paulino Rer y Calógero Restifo Pilato. Otros residentes sobrevivieron, aunque terminaron con secuelas. El desastre no fue mayor gracias a la ayuda de vecinos que, junto a policías y guardias, se metieron al infierno para rescatar a las víctimas hasta que llegaron los bomberos. Un médico vecino habilitó su casa como un provisorio centro asistencial.

Una causa muy dilatada. No fue para nada simple y expeditiva la causa por la tragedia del geriátrico Le Petit. El expediente pasó primero por manos de la fiscal Liliana Copello y luego fue girado a su por entonces par Eugenio Pérez Moreno (hoy juez) quien, tras una larga y compleja pesquisa, terminó enviandólo a juicio en 2014. En el medio, parte de la causa pasó brevemente por el fuero Anticorrupción, dado que hubo funcionarios denunciados, ya que el local no tenía ni habilitación de Bomberos ni de la Municipalidad, pero que nunca fueron imputados. Durante largos años, el expediente fue pasando por Juzgado de Control, Fiscalía y Cámara de Acusación, una y otra vez. Incluso llegó al fuero Correccional, pero volvió a Tribunales 2. Finalmente, luego de presentaciones y sucesivos pedidos de probations (que fueron denegados) el caso llegó en 2017 a la Cámara 6ª. ¿Qué pasó? Nicola, el empresario, admitió su responsabilidad y su abogado concretó un acuerdo legal con la fiscal Abad para un juicio abreviado, a cambio de una pena de tres años condicional. El abogado Alejandro Zeverín, uno de los querellantes, reclamó que la pena sea efectiva. El juez Jorge Guerrero Marín reprobó el acuerdo porque entendía que no se dio parte a los querellantes. Todo llegó al Tribunal Superior de Justicia (TSJ), que dispuso un nuevo juicio que concluyó ahora en la misma Cámara 6ª, pero con otra jueza.

¿Se terminó todo? En absoluto. En el fuero Civil sigue una pelea judicial por las indemnizaciones a dos familias de las víctimas. La defensa de Nicola podría casar el fallo ante el TSJ, ya que pedirá que lo habiliten para ser socio de un emprendimiento comercial. No todo ha terminado.

Fuente: La Voz

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