El hombre de 33 años estaba en el jardín de su casa, sentado muy tranquilo en una silla junto a una mesa, mientras saboreaba una cerveza.
Mirando hacia la calle y de espaldas a la casa, donde estaba su mujer, fue sorprendido de atrás sin que pudiera reaccionar. Fueron varios golpes en la cabeza, propinados con un caño de gas de una pulgada de diámetro por 104 centímetros de largo. Los impactos le provocaron varias fracturas de cráneo que le causaron la muerte. Esos fueron los últimos momentos de Marcelino Duarte (33), quien ni se enteró de quién lo atacó. El primer golpe, recibido de atrás y por sorpresa, lo dejó inconsciente. Era la noche del 22 de octubre de 2016, en la esquina de las calles Siete Colores y Picaflor, en el valle de Anisacate, donde está la casa que compartía desde hacía unos seis años con su pareja, Norma Liliana Benítez, de 50 años. Los testimonios señalan que había problemas en la pareja y que él la habría golpeado en reiteradas ocasiones. También de que ella estaba cansada de la violencia y que horas antes dijo que iba a matarlo. Dos años después del homicidio, la causa instruida por el hoy retirado fiscal Emilio Drazile (de Alta Gracia), llegó a juicio por jurados en la Cámara 8ª del Crimen de la ciudad de Córdoba. Benítez soporta la dura acusación de haber matado supuestamente a su pareja y de hacerlo sobre seguro, por sorpresa y con él en estado de indefensión.
En términos técnicos, la calificación legal de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía, puede costarle, la prisión perpetua si es declarada culpable. La mujer hoy tiene 52 años y llega a este juicio con otro acusado, pero de un hecho mucho más leve. El viudo Mario Frutos tenía 63 años y habría sido amante de Benítez. En su casa se encontró el caño que está señalado como el arma homicida. Si bien él estuvo acusado de encubrimiento, por la relación de amistad íntima que tenía con ella fue eximido de ese reproche legal. Sin embargo, sí responde en este juicio por tenencia de un arma civil (un revólver calibre 22) por el que ya se declaró culpable y podría recibir una pena de dos años de prisión condicional.
Violencia de género. El debate oral y público ya comenzó la semana pasada con la acusación a cargo del fiscal Hugo Almirón y con la conducción del tribunal técnico integrado por los jueces Marcelo Jaime, Manuel Ugarte y Eugenio Pérez Moreno. Apenas se abrió la audiencia, la acusada declaró su inocencia y aseguró que ella jamás le hizo daño a su pareja. Más allá de eso, trascendió por un testimonio que él ejercía supuestamente violencia sobre ella. Incluso, esa misma tarde ella habría expresado que él la había sujetado por el cuello. A raíz de esto, habría comentado que iba a matarlo de inmediato. En ese sentido se pronunció la abogada Liliana Domenella, amiga de la imputada que reforzó la cuestión de “la violencia de género y del maltrato” que habría propinado Duarte a Benítez. La testigo dijo que se “cansó” de ver cómo Marcelino Duarte le pegaba a la imputada. Más allá de haber incurrido en algunas contradicciones, su testimonio no parece haber ayudado mucho a la acusada porque, en lugar de exculparla, parece haber aportado el móvil del crimen. El propio Frutos –el otro imputado– dio algunos datos que pueden hacer dudar sobre la autoría del crimen. Mientras algunos sugieren que por la violencia de los golpes fue un hombre quien mató a Duarte, también se señala que este viudo podría haber tenido algún grado de participación en el episodio.
En el juicio, ya declaró un policía que sostuvo que, poco después del homicidio, Benítez le confesó que “lo había hecho porque estaba cansada de los golpes de él”. La abogada defensora Romina Zurchmitten tiene la tarea de tratar de revertir los agravantes que pueden determinar la prisión perpetua. Por lo que se vio en las primeras audiencias del juicio, aún no está claro si Norma Benítez puede ser sacada de la escena del crimen. El debate ha tenido una breve pausa y continuará el próximo jueves con más testimonios, entre ellos el de un perito forense. La agenda del juicio prevé que los alegatos se pronuncien el 22 del corriente.
Fuente: La Voz