La fiscalía solicitó 20 años de prisión por la tentativa de homicidio de una mujer trans, agravada por odio a la identidad de género

“El crimen estuvo motivado por el odio y por el prejuicio, con el objetivo de castigar o borrar la identidad de género de la víctima”, recalcó el fiscal Juan Fernández Buzzi en su alegato. Hizo hincapié en la violencia desplegada por el agresor y en los insultos y comentarios que hizo durante el ataque: “Te voy a matar, te voy a desfigurar”.

El fiscal general Juan Manuel Fernández Buzzi pidió hoy 20 años de prisión para un hombre acusado de intentar asesinar a una mujer trans en agosto de 2019, dentro de su departamento en el barrio de San Nicolás. Durante su alegato hizo hincapié en cómo los hechos que afectan a las disidencias sexuales históricamente no han sido vistos ni reconocidos por la sociedad, así como tampoco por la policía y el sistema de justicia. “Estos hechos son graves no solo por la afectación a la vida que puedan tener, sino porque van contra la identidad de género, contra la libertad de una persona de ser quien se siente que es”, resaltó.

La fiscalía consideró que debía condenarse a Cristian Scigliano por los delitos de “homicidio doblemente calificado por odio a la identidad de género y su expresión y por haberse perpetrado por un hombre contra una mujer mediando violencia de género en grado de tentativa” y por “robo agravado por haberse cometido con un arma”.

De acuerdo a la acusación, Scigliano ingresó a la vivienda de la víctima el 14 de agosto de 2019 con la excusa de terminar unos arreglos que había comenzado a hacer en el baño. Se habían conocido un tiempo antes porque ella era trabajadora sexual y habían retomado el vínculo por redes sociales. Llegó al departamento cerca de las 20 luego de un intercambio de mensajes donde él insistía para ir y ella se negaba, aunque finalmente aceptó.

En un momento, la mujer trans ingresó al baño y recibió una descarga eléctrica por un cable que el acusado había dejado allí. Scigliano aprovechó que cayó al suelo para comenzar a golpearla: primero con sus puños y después con un martillo, que dirigió directamente a su cabeza. La secuencia de violencia no terminó ahí: le rompió la ropa que llevaba puesta, intentó asfixiarla y después la llevó hacia la ventana e intentó arrojarla por el balcón.

Tras el ataque la víctima pidió ayuda como pudo y fue trasladada al hospital, donde tuvo que ser atendida de urgencia por las heridas que presentaba; entre ellas, una fractura de cráneo.

Como ella opuso resistencia, la tiró en la cama y volvió a apretarle el cuello para evitar que respirara. La mujer dejó de hacerlo y fingió estar muerta, por lo que el imputado la soltó y fue hasta un placard para robarle unos mil dólares que tenía ahorrados, su billetera con dinero y una tarjeta SUBE. Una vez que se fue, la víctima pidió ayuda como pudo a una vecina y fue luego trasladada al hospital, donde tuvo que ser atendida de urgencia por las heridas que presentaba, entre ellas, una fractura de cráneo.

Luego del ataque, el hombre se fugó. Fue detenido un mes después en la ciudad de Verónica, provincia de Buenos Aires, luego de la investigación que realizó la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°8, a cargo de Marcela Sánchez.

Durante su exposición, el fiscal Fernández Buzzi hizo hincapié en la importancia que tuvo el testimonio de la víctima y destacó el alegato que realizó la querella, a cargo de la abogada Luciana Sánchez, durante las audiencias anteriores y que incluyó un pedido de pena de 20 años de prisión. Repasó entonces lo que manifestó la mujer: que Scigliano le enviaba videos pornográficos; que quería ser su novio y que el día del brutal ataque había insistido él para ir a su casa, a pesar de que ella le había manifestado que no.

Para la fiscalía, el testimonio de la víctima fue «claro, coherente y detallado”. Marcó luego que hay videos en la causa que prueban la presencia del hombre no sólo aquél día sino también los anteriores, así como se incorporaron los mensajes entre agresor y víctima. Repasó las declaraciones que hicieron las amigas de la mujer y los policías que llegaron primero al lugar después del pedido de ayuda. También recordó el informe que hizo la División Homicidios de la Policía de la Ciudad sobre el estado en que se encontró el departamento: lleno de sangre, todo desordenado, con los vidrios de la ventana rotos y con un martillo que también tenía sangre de la víctima.

El imputado dijo en su indagatoria que habían tenido una discusión, que la había golpeado en la mano con el martillo y que ante esta situación, la damnificada le dijo que agarre la plata y se vaya. “Está acreditado por los informes médicos que le pegó en la cabeza con el martillo, que le hundió el cráneo literalmente, que la electrocutó. No estaba la víctima en condiciones de decirle nada, menos de indicarle si tenía que llevarse algo o no”, clarificó el fiscal. “Si en los mensajes insistía para ir porque necesitaba sus herramientas, ¿por qué las dejó en la casa cuando se fue? Es porque huyó despavorido cuando la creyó muerta”, resaltó.

Odio a la identidad de género
Ante los jueces Fátima Ruiz López, Adrián Perez Lance y Enrique Gamboa, el fiscal resaltó la gravedad de los hechos y la importancia de aplicar perspectiva de género en este tipo de casos. Aclaró, en primer lugar, que Scigliano actuó con intención de matar y así lo expresó mientras agredía a la víctima.

Explicó después por qué el intento de homicidio se había cometido en un contexto de violencia de género. Resaltó la importancia de la Ley de Identidad de Género, donde queda explicitado que el género de una persona no se define por su genitalidad sino por la autopercepción. Indicó, entonces, que la víctima se percibía mujer y así la consideraban tanto su entorno como el acusado.

Citó el “Protocolo para la investigación y litigio de casos de muertes violentas de mujeres (femicidios)” elaborado por UFEM y el informe que realizó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2015 de “Violencia contra las personas LGBTI en América”. Indicó que en ambos se habla de la dominación patriarcal basada en estereotipos que consideran que el hombre es superior y la mujer es inferior y que por eso ella debe encuadrarse bajo sus deseos y designios. “Scigliano intentaba dominar esa relación. Su reacción se dio ante la negativa de ella de someterse a lo que él quería”, resaltó la fiscalía.

“Estos hechos son graves no solo por la afectación a la vida que puedan tener sino porque van contra la identidad de género, contra la libertad de una persona de ser quien se siente que es”, recalcó el fiscal.

Luego detalló por qué la agresión se había dado por odio a la identidad de género y su expresión. Repasó la normativa legal en Argentina y sostuvo que este tipo de homicidios se originan en la “aversión” que tiene el agresor contra su víctima. “Además de matar, se busca censurar a la víctima”, manifestó. “Los homicidios por odio no son cualquier homicidio: están dirigidos a un grupo muy vulnerable y no se han visto reconocidos históricamente ni social ni policial ni judicialmente como hechos de gravedad”, explicó. “Estos hechos son graves no solo por la afectación a la vida que puedan tener sino porque van contra la identidad de género, contra la libertad de una persona de ser quien se siente que es”, recalcó.

En este caso, la agresión se vio acompañada de una serie de insultos. “Morite, puto. Te voy a matar, te voy a desfigurar, no vas a servir ni para repuesto”, le repetía el agresor a la víctima mientras la maltrataba. “El nivel de violencia fue más allá de la intención de matar sino que estuvo destinado a borrar a la víctima”, dijo el fiscal Fernández Buzzi y agregó: “Scigliano utilizó distintas formas para agredirla no sólo para matarla, sino para mostrar su odio”.

Además, la fiscalía evidenció que los ataques se habían dirigido a su cara y que el imputado había buscado “exponer” a la damnificada cuando le arrancó la ropa interior y la destrozó para dejar en evidencia sus genitales.

Por último y luego de exponer sobre la situación del robo, marcó las agravantes que consideraban que aplicaban al caso. Habló de la relación de confianza que mantenían acusado y víctima; de cómo aprovechó el acusado el hecho de estar dentro del departamento y en un momento donde había menos movimiento en el edificio.

Recalcó como agravante también el despliegue de violencia inusitado y el daño físico causado a la víctima; las lesiones gravísimas en su cabeza; la internación; la operación; la deformación en el rostro que afectó su integridad. A eso le agregó el cuadro de estrés post traumático que sufrió y las graves afectaciones que padece hasta ahora.

“El daño también fue a su identidad de género, a la configuración y construcción de quién es como persona. Esto la afectó seriamente, le costó ver cuestionada su identidad y su ser”, repasó el fiscal. Como último punto antes de solicitar los 20 años de prisión, habló de la afectación económica, ya que Scigliano le robó sus ahorros, que estaban destinados a trasladar a los padres de la víctima a la Ciudad de Buenos Aires.

Una vez finalizada la exposición del Ministerio Público Fiscal, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº5 comunicó que el debate seguirá este viernes con el alegato de la defensa.

Fuente: fiscales.gob.ar

Fuero: Penal
Tribunal: Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 8
Voces: tentativa de homicidio, mujer trans, odio a la identidad de género

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