Lo hizo como testigo. La acompañaron decenas de militantes del PJ local.
Pasaron más de 100 audiencias y una decena de detenciones por falso testimonio. El juicio por el crimen de Paulina Lebbos parecía haberlo dado todo. Pero cuando Beatriz Rojkes de Alperovich llegó este martes a la sala, llena de militantes del PJ local, hubo un nuevo capítulo para el escándalo. La mujer, presidenta del Partido Justicialista de Tucumán, ex senadora y esposa del ex gobernador de la provincia, José Alperovich, montó un operativo en los tribunales. La sala estuvo llena por primera vez desde el inicio del juicio (hace ocho meses), ya que se completó con simpatizantes de los Alperovich. En su declaración dijo «sentir mucho dolor por todo lo que pasó» y aclaró que su «recuerdo son sentimientos, sensaciones. No precisiones”, sobre uno de los crímenes impunes más resonantes de la Provincia de Tucumán. También negó saber si los funcionarios de la gestión de su marido encubrieron el homicidio. Declaró que, al momento del crimen de Paulina, habría «confiado» en «la gente que estaba detrás de la investigación» y que en su rol de «legisladora no tenía participación en las reuniones del ejecutivo», encabezado por su marido durante tres mandatos. Durante su testimonio, el abogado Carlos Posse, defensor de uno de los imputados, pidió un llamado de atención hacia la ex senadora porque -advirtió- era «reticente a responder».
En la audiencia hubo un pedido de careo entre Beatriz Rojkés y Alberto Lebbos, el padre de Paulina, para aclarar lo ocurrido durante una reunión en la casa de la ex senadora con los imputados y su marido, entonces gobernador. Pero el tribunal lo rechazó. Después de Rojkés llegará el turno de Daniel y Gabriel Alperovich, los hijos del Beatriz y José Alperovich. Esperan su citación para fines de mes. Daniel, el menor, tuvo que someterse a una extracción de sangre para cotejar su ADN con algunos restos hallados en el cuerpo de Paulina. Durante los primeros años de investigación se habló de un crimen de «los hijos del poder» y ambos fueron señalados. Esa pista nunca prosperó. El actual senador nacional se negó a presentarse como testigo en el juicio, amparado en sus fueros. Solicitó hacerlo por escrito y se rechazó la posibilidad de contestar repreguntas de las partes. El padre de Paulina, Alberto Lebbos, solicitó a la vicepresidenta Gabriela Michetti y a otros senadores que quiten los fueros a Alperovich para que tenga que presentarse a declarar. No lo logró. Paulina Lebbos era estudiante de Comunicación Social. Tenía 23 años cuando desapareció, el 26 de febrero de 2006. Había salido a bailar con su amiga Virginia Mercado. Al amanecer, las amigas tomaron un remís para regresar a sus casas pero Paulina nunca llegó a destino. Virginia bajó en la calle La Rioja al 400, Paulina le dijo que seguiría viaje hasta la casa de Víctor César Soto, su pareja y padre de su hija, de entonces 5 años. En algún momento de ese viaje la interceptaron, la secuestraron y la asfixiaron hasta matarla. Durante 14 días en la capital tucumana la buscaron desesperadamente. Su cuerpo apareció el 11 de marzo de 2006 a la altura de Tapia, a 30 kilómetros de la ciudad, al costado de la Ruta Provincial 341. Nunca se supo qué pasó con ella, en una investigación que llevó 12 años y con pocas certezas. Hace ocho meses están en el banquillos de los acusados el ex jefe de Policía de Tucumán, Hugo Raúl Sánchez; el ex subjefe Nicolás Barrera; el ex subjefe de la Regional Norte, Héctor Rubén Brito; y el ex secretario de Seguridad, Eduardo Di Lella. Todos ellos, más el ex policía Hugo Waldino Rodríguez están imputados del encubrimiento del crimen de Lebbos. Los cinco dependían de la gobernación de Alperovich y fueron sostenidos en el cargo tras el crimen, e incluso algunos recibieron ascensos.
Fuente: Diario Clarin