Aunque en Argentina las experiencias son incipientes, ya hay pruebas pilotos con resultados exitosos a partir de utilizar automatización y predicción en el trabajo de los tribunales. La drástica reducción a segundos, en tareas burocráticas y rutinarias que llevan horas y días, abre una ventana a la mayor eficacia y celeridad en el servicio de justicia. Es fundamental quebrar la resistencia al cambio y lograr decisiones políticas claves
En una concepción amplia y macro, la inteligencia artificial (IA) se basa en obtener, por métodos artificiales, lo que alcanzamos con la inteligencia humana: el reconocimiento de patrones para alcanzar objetivos o resolver problemas.
Mientras su utilización en el mundo avanza a pasos agigantados en múltiples esferas, en el campo judicial es incipiente, aun conociendo que tiene una capacidad de procesamiento de información en grandes volúmenes que acorta los plazos burocráticos. En algunos, genera cierta desconfianza sobre cuáles pueden ser los alcances y límites de su impacto en el derecho y en la actividad de los operadores judiciales. Sin embargo, otros ya lo han implementado y experimentan una drástica disminución de tiempos operativos en cuestiones puntuales, abriendo paso a mayor eficacia y celeridad judicial.
En este informe analizamos, junto a especialistas, catedráticos y jueces, los pasos que está dando la IA en algunos tribunales del país y en Córdoba, casos concretos en marcha y proyecciones.
Uno de los avances en IA y justicia más resonantes en Argentina y el mundo es “Prometea”. El fiscal General adjunto de Buenos Aires y director del Laboratorio de Innovación e Inteligencia Artificial (Ialab) de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Juan Corvalán, lo creó junto con sus colaboradores en 2017. Había percibido que gran parte del tiempo en tribunales se usa para constatar datos personales e información que se reitera. Buscaba soluciones.
“En el mundo de lo que se llama Inteligencia Artificial y justicia hay dos grandes áreas: la automatización y la predicción. Hoy el desafío es predecir. Automatizar es tecnológicamente sencillo pero a la justicia le cuesta mucho por todos los temas que tiene. No es Google, no es Mercado Libre, la justicia no está preparada para automatizar tareas a gran escala porque tiene sistemas informáticos centralizados y esos sistemas no están preparados para entender las tareas de un juez y automatizarlas, sino para prestar un servicio de expediente y notificación electrónica. Pero no están preparados para decir ‘esta sentencia del juez la voy a hacer en dos, tres o cuatro segundos’, que es lo que hace el sistema de IA”, explica Corvalán, quien es doctor en derecho y juez contencioso en licencia.
“El desafío más grande es el de sistemas predictivos. Entra documentación, de allí la máquina lee, y -sin que haya un humano- sugiere la solución y la redacta”, dice sobre Prometea, mientras que con orgullo describe que fue un sistema íntegramente creado con programación del sector público argentino y hasta tiene su propio libro del BID. Los primeros usos fueron para juicios vinculados a derecho a la vivienda y derecho al trabajo. Hoy se está utilizando para explotación sexual infantil y ciertos problemas ambientales. Esto en el Ministerio Público de la ciudad de Buenos Aires.
Tras Prometea, llegó “Pretoria”, también desarrollado a través del laboratorio de la UBA. Está siendo utilizado por la Corte de Colombia. Es el primer sistema de inteligencia artificial predictivo en un máximo tribunal judicial del mundo. La Corte colombiana recibe, en promedio, 2.700 acciones de tutela por día, de las cuales 1.400 se refieren al derecho a la salud. De los miles de casos que le llegan, la máquina hace un informe de manera automatizada en 10 segundos.
“El laboratorio (Ialab-UBA) hizo dos sistemas predictivos, que es el core de la vanguardia. Hicimos uno para la justicia Civil de Morón (Buenos Aires) que predice si hay que rechazar o no la demanda de accidente de tránsito; y otro para Colombia, que lo que predice es si el caso merece o no tratamiento preferencial y hace un diagnóstico sobre la sentencia del caso.
Avances y obstáculos
Corvalán cuenta que la fiscalía hoy a su cargo hizo convenios con cortes provinciales de la Argentina, para enseñarles su experiencia y compartirles su conocimiento. Entre ellas destaca a La Pampa, Río Negro y Mendoza. Esta última, por ejemplo, tiene programadores que están aprendiendo en la propia fiscalía porteña; armó un equipo de innovación y 25 funcionarios se capacitaron en el posgrado de inteligencia artificial y derecho de la UBA. Ya hizo múltiples pruebas pilotos. Sintetiza: “Lo tomó como una política de Estado”.
Para lograr el salto, resalta que depende y “mucho” de la voluntad política de las cabezas de los poderes judiciales para abordar un tema que es complejo.
Además, requiere colaboración de los sistemas informáticos locales, “que a veces no suelen ser unos aliados porque en parte temen y en parte dicen que no podrán hacer esto y que les quedará un problema a ellos”.
Al respecto, y para ser más gráfico, utiliza una imagen del deporte. Trabajar con inteligencia artificial en la justicia sería como pasar a jugar en otra liga. “La IA requiere un ecosistema, no es que compro un software y me lo bajo (en la computadora). Se necesita gente que entrene los datos, que entre en el sistema, quien lidere el proyecto, alguien que lo integre a los otros sistemas y alguien que lo escale. Todo eso no se puede hacer con cuatro informáticos nombrados para todo un Poder Judicial. Hay un problema conceptual con quien toma decisiones, no entienden que no se soluciona contratando un par de informáticos y ése es el principal obstáculo hoy para que la IA escale”, se lamenta.
Para el experto argentino, es fundamental entender que se trata de un nuevo paradigma. “Esto reemplaza o complementa muy disruptivamente capacidades cognitivas. Esto está en otra liga, hace en un par de segundos una sentencia. Y para esta liga hay que cambiar los jugadores, no vamos con el mismo equipo a jugar este partido. Se necesita que el equipo entienda que va a ir a Marte o a otra atmósfera, otra temperatura, y por eso esto va a tardar mucho, de hecho está tardando tanto en ser implementado”, concluye.
En Córdoba, puntapié inicial de los Juzgados Ejecutivos Fiscales
La justicia cordobesa comenzó una prueba de automatización hace casi un año. ¿De qué se trata y en qué estadío se encuentra? Lo cuentan la analista en sistemas Claudia Esteban, subdirectora y jefa de la subárea de Investigación, desarrollo, e innovación tecnológica del Poder Judicial de Córdoba, y la jueza de Ejecución Fiscal Claudia Smania (foto), quien atiende casi 50 mil demandas por año.
Con la experiencia del uso del expediente electrónico, comenzó una intervención inicial con inteligencia artificial, con una instancia de automatización en el proceso de admisión de demanda en los juzgados ejecutivos fiscales de Capital. La prueba es con la secretaría de gestión común de los tres juzgados.
Según precisa la jueza, están probando automatizar la admisión de demanda “que vendría a ser en primer lugar el control del título y luego su corroboración contra la demanda, para que podamos lograr el primer despacho”.
Esteban complementa: “El procedimiento que queremos automatizar lo que hace es que con base en dos archivos que son imágenes, la demanda y el título ejecutivo de la demanda, las analiza y verifica que se cumplan todos los requisitos formales para la admisión. Por ejemplo: deudas de impuestos de un auto. A la máquina le metemos los dos documentos y nos dice si cumplen los requisitos. Si es “no”, punto por punto qué analizó y los resultados de los análisis. Eso ya lo están probando: comprobación visual y uno de la máquina. Con uno se tarda media hora aproximadamente -comprobar entre documentos- y con la otra se tarda menos de 10 segundos”. Esto hay que imaginarlo en un volumen. En Córdoba, los juicios ejecutivos fiscales son 20% de todos los juicios de toda Capital.
La empresa que trabajó en esta instancia ya entregó el producto, lo están probando y lo tienen en los propios servidores. “Ahora vamos a integrar este resultado del análisis de la app que compramos con nuestro Sistema de Administración de Causas (SAC). Entonces, le van a entrar los dos títulos y le va a salir dentro del expediente el decreto de admisión o el decreto de no admisión por tal causa”, explica la analista en sistemas quien celebra que en etapa de prueba está siendo 100% certero.
Para la jueza Smania significa un gran paso. Fue un objetivo estratégico la despapelización total, “un enorme paso para pasar a lo que sería hoy el Derecho 4.0, hoy no podemos quedar al margen de lo disruptivo de la inteligencia artificial y poder pasar a la automatización. Es por eso que encaramos a los tres jueces, conjuntamente con el área técnica, este proyecto de aplicar inteligencia artificial a los procesos sencillos”.
Si bien distingue que lo que se está aplicando no es la denominada IA “fuerte” sino “débil” porque no se trata de una red neuronal sino únicamente una automatización. “Es una habilidad aumentada que se nos brinda. Así como nadie reprocharía que vamos a hacer una ecuación compleja si no tuviéramos al lado una calculadora, confiamos en el resultado, estamos ante la posibilidad de aplicar en este proceso.
Fuente: Comercio y Justicia.