JURISPRUDENCIA: VIOLENCIA DE GÉNERO. Relación laboral. DESPIDO CON JUSTA CAUSA. Demanda. PIROPOS.

Deber de probidad, moralidad y buena fe. Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw). Ley 26.485. SISTEMA PATRIARCAL. Prueba. INVERSIÓN CARGA DE LA PRUEBA. PERSPECTIVA DE GÉNERO.*

El Caso: Llega la causa a conocimiento de la a quo en virtud de la demanda presentada por dos empleados contra la firma T HNOS S.R.L atento haber sido despedidos con justa causa. La demandada alega el hecho de que ambos demandantes impartieron piropos ofensivos a una mujer en la vía pública lo que configuró un incumplimiento al deber de probidad, moralidad y buena fe que trasciende su ámbito personal, y que afectaba el prestigio y la imagen pública de la empresa. La jueza consideró ajustado a derecho el despido de los trabajadores y resaltó el hecho de que esa situación no debe ser tolerada y mucho menos permanecer al margen de una situación delicada que podría encuadrarse en un delito (Ley 26.485). Consideró que la lucha de las mujeres por la inveterada discriminación y el acoso de que son objeto no admite dispensas o miradas lenitivas que violenten, incluso, los tratados internacionales con rango constitucional como la Convención para la Eliminación de Toda Las Formas de Discriminación Contra La Mujer (CEDAW)

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  1. No es perceptible al común de las personas el acoso callejero a una mujer en circunstancias en que transita por la vía pública, pues hay dos razones confluentes, por una lado el sigilo, el ocultamiento del hecho por los autores cuando, especialmente, lo dicho entraña una expresión soez, grosera, oprobiosa, ignominiosa, vergonzante o cómo se quiera calificar a esa estereotipada conducta masculina que tanto se ha naturalizado durante décadas y sumido a la mujer en la vergüenza y el mansillamiento a su honra y pudor, al punto de agachar la cabeza cuando se pasa frente a grupos de hombres.

 

 

  1. La otra cuestión que entronca con la dualidad en la personalidad masculina, es que pueden perfectamente ser seres humanos dignos hasta de condecoraciones, pero que no han entendido el cambio de concepción cultural que ha operado la sociedad, y por el que se viene bregando hace demasiado tiempo. Y esa cuestión atañe a la naturalización de un problema garrafal y en advertir cómo se asimila una manera tan explícita de violencia nombrándola con eufemismos como ‘piropos’ y condenando a la mitad de la población a sentir miedo y vergüenza cada vez que sale a la calle.

 

 

  1. Lo que en una época pudo ser consentido, tolerado y hasta visto con cierta convalidación social, incluso como parte del folklore nacional, como un elemento más de un sistema patriarcal, que dejaba más o menos explícito el ejercicio del poder por parte del sexo masculino, hoy se ha revertido y la mujer se alzó contra un sistema que la cosificaba y la colocaba en una relación desigual de poder.

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