Con el paso del tiempo y los avances en la medicina, los tratamientos de reproducción asistida han permitido que muchas personas puedan lograr el objetivo de convertirse en madre o padre, más allá de los estándares «tradicionales» de familia que, de alguna manera, regían a las sociedades. Hoy existe una perspectiva de género y diversidad en torno a esta temática que permiten visibilizar los diferentes tipos de familia y que estos cuenten con mayor aceptación.
Los tratamientos se han desarrollado a una velocidad vertiginosa, en paralelo a nuevos tipos de familia que eran invisibilizados o no aceptados socialmente hasta hace poco tiempo. La unidad de familia que combinaba amor, sexualidad y reproducción en el marco de una pareja de sexos diferentes como única forma de existencia, hoy es tan solo uno de los modelos posibles. En el caso de la Argentina, el avance de las legislaciones y la aprobación de leyes fueron marcando el compás, desde la Ley de Divorcio Vincular (1985) a la Ley de Matrimonio Igualitario (2010), la Ley de Identidad de Género (2012) y la reciente Ley de Fertilización Asistida (2013).
En este contexto, recientemente desarrollamos un estudio de alcance nacional junto a la doctora Pamela Nicotra, médica tocoginecóloga especialista en medicina reproductiva, y la consultora Opinaia, con el objetivo de analizar, presentar y debatir acerca del imaginario sobre fertilidad y técnicas de reproducción asistida en la opinión pública argentina.
Hoy las técnicas de reproducción asistida son tomadas como un derecho ganado. En promedio, el 83% opina positivamente sobre ellas
Desde nuestra perspectiva, resulta fundamental poder analizar el grado de conocimiento, la opinión y valoración que tienen los argentinos sobre esta temática, además de la Ley de Cobertura de Fertilización Asistida en Argentina, las diferentes conformaciones familiares y la gestación por sustitución, popularmente conocida como «alquiler de vientre». Esta investigación fue clave para poder proyectar mejores políticas de salud, pudiendo predecir el futuro al entender cómo va cambiando la idiosincrasia de nuestra sociedad.
Hoy las técnicas de reproducción asistida son tomadas como un derecho ganado. En promedio, el 83% opina positivamente sobre ellas, siendo un consenso entre las tres generaciones más jóvenes: generación X, millennials y centennials. En concordancia con esto, el 65% recurriría a algún tratamiento de reproducción si tuviera problemas para tener hijos y, el 69% incluso está de acuerdo con la modalidad de gestación por sustitución.
Con los años vamos viendo un mayor nivel de acuerdo, aceptación y familiaridad respecto a las técnicas de reproducción asistida porque se las puede vincular con que brindan soluciones frente a la imposibilidad de concebir y las dificultades burocráticas del proceso de adopción. Por otro lado, la divulgación que han tenido las mismas en el último tiempo, a través de las noticias, películas, series y la literatura, ha generado una mayor aceptación, visibilizando la infertilidad para que no sea un tema tabú y ayudando a disminuir el prejuicio hacia la temática.
Por su parte, el desacuerdo hacia las técnicas se percibe vinculado a temas religiosos, ya que si bien los argentinos tenemos todavía una estructura más rígida en cuanto a la diversidad familiar, somos bastante más permeables y menos ortodoxos, sobre todo al compararnos con otros países de la región.
A pesar de esto, llama la atención que hay más prejuicios ante una pareja homosexual que quiere tener un hijo que ante el modelo monoparental. Dentro de esta modalidad, la encuesta incluso muestra que hay mayor desacuerdo cuando se trata de un hombre solo. Por otro lado, en el caso de las parejas homosexuales, se ve una mayor aceptación en aquellas compuestas por dos mujeres que por dos hombres, probablemente esto es porque se piensa que la mujer tiene un instinto maternal que el hombre no posee. Estas opiniones son más pronunciadas en generaciones mayores, posiblemente como consecuencia de su educación y la cultura a la que fueron expuestos, donde es más difícil lograr la llamada «deconstrucción». En consecuencia, cuanto más adulto es el grupo etario, menos aceptación hay en la diversidad de familias que no están conformadas por la «tradicional» pareja hombre y mujer.
Actualmente en la Argentina tenemos una Ley de Reproducción Asistida que compromete a todos los sectores de la salud a cubrir esos tratamientos. Es una normativa muy abarcativa, que podría estar dentro de un país central de Europa. Sin embargo, puede resultar desfasada en cuanto al contexto económico que tenemos, lo que empieza a generar cortocircuitos entre obras sociales, prepagas y el Estado. Una de las grandes deudas en cuanto a la aplicación de la Ley es la baja o nula cobertura a nivel público en casi todo el país. Sin embargo, la cantidad de casos de personas que aplican a estos tratamientos por lo menos se han duplicado con la aplicación de la ley.
Cabe destacar que solo el 60% de la población argentina sabe de la existencia de la Ley de Fertilización Asistida y considera que debería tener mayor información. Si bien es conocida de forma parcial, 3 de cada 4 argentinos están de acuerdo con que el Estado garantice los tratamientos de fertilización asistida.
Por su parte, en la comunidad LGBT la ley impactó positivamente, aunque con ciertas limitaciones. Por ejemplo, dos hombres no pueden recurrir a una gestación por sustitución tan fácilmente. Por eso, un aspecto fundamental que falta por hacer es regular esta práctica, porque es un tema clave que tiene que ver con la diversidad. En ese sentido, considero que la ley viene acompañando el movimiento social, pero todavía queda mucho por lograr.
Más que nunca debemos generar mayores campañas de concientización sobre los planes de concepción, el cuidado de la fertilidad y demás pilares de una temática clave para la construcción del futuro, conjugando nuestras necesidades y posibilidades. En ese sentido, el estudio realizado es una foto actual de la sociedad, pero a la vez permite visualizar la película de lo que vendrá cuando las generaciones más jóvenes ocupen los lugares de liderazgo en la salud, la política y la justicia. Es un futuro que ya se está gestando. Debemos saber acompañarlo.
Médico ginecólogo especialista en medicina reproductiva
Fuente: La nación