El Gobierno, sabiendo que perdería una banca, intentó la suspensión en vez de la expulsión. Ahora, el antecedente podría volverse contra otros aliados
Cada tanto, la clase política elige sacrificar a alguno de sus integrantes en un intento de transmitir un mensaje «honestista» que limpie la imagen del resto. Desde el diputado que en la sesión de zoom apareció en vivo besándole los senos a su novia hasta la reciente expulsión del senador Edgardo Kueider, la escena vuelve a repetirse.
El legislador -detenido en Paraguay cuando intentaba ingresar u$s200.000 sin declarar, una operación que aparentemente había repetido ya muchas veces- volvió a levantar las sospechas de corrupción justo en un momento hipersensible a nivel político, cuando en el Congreso se debate el proyecto «Ficha Limpia» y Cristina Kirchner redobla sus acusaciones sobre el «lawfare».
Y lo que quedó en evidencia desde el primer minuto es que nadie quería hacerse cargo de ser el «propietario» de Kueider. La más aguda en ese sentido fue Cristina, quien insinuó con toda claridad que el senador -electo por el peronismo entrerriano- había recibido un pago en efectivo para darle su apoyo al oficialismo.
La acusación cobró visos de similitud por la declaración de Kueider sobre que los dólares no eran suyos. Por eso, en su denuncia pública, titulada «Democracia tarifada», Cristina no dudó en hacer una comparación histórica entre el accionar del Senado bajo la dirección de Victoria Villarruel y el escándalo de las coimas durante el gobierno de Fernando de la Rúa.
La respuesta de la vice fue virulenta: en un mensaje donde se refirió a Cristina como «señora jefa de la banda», le recordó que el senador había sido electo en su boleta.
A partir de allí empezó la escalada en el cruce de acusaciones tuiteras. «Todo tuyo», escribió el presidente Javier Milei, junto con una foto de la lista de Unión por la Patria. A lo que Cristina respondió: «Si hubiera sido mío no votaba la Ley Bases, querido Javier. Te gusta el durazno, pero no te bancás la pelusa».
Edgardo Kueider expulsado del Senado: ¿una muestra de «honestidad» de la clase política?
En todo caso, lo que es cierto es que ahora todos reclaman que la expulsión de Kueider es una demostración de voluntad, de transparencia y de que la propia clase política se autodepure de situaciones de corrupción.
En principio, una situación en la que todos ganan: para el kirchnerismo, implica además la posibilidad de recuperar una banca en el senado, porque Kueider será sustituido por la camporista Stefania Cora. Esto pone al kirchnerismo más cerca -solo tres votos- de recuperar el quorum sin necesidad de apelar a otros bloques legislativos.
Esa consecuencia también había sido percibida desde el oficialismo, que en un comienzo argumentó que lo que correspondía era la suspensión de Kueider y no la suspensión. Pero después de tantear el escenario, se comprobó que no había votos suficientes y se sumó a la postura de la expulsión.
De manera que, en términos políticos, el oficialismo se resignó a perder una banca con tal de tomar distancia de una sospecha de corrupción. Los senadores se justificaron en la elocuente frase de Milei la noche del miércoles, cuando asistió al programa de streaming de «Las Fuerzas del Cielo», que conduce Daniel Parisini, alias Gordo Dan. Allí, cuando se planteó la situación de Kueider, el presidente dijo: «Si es un corrupto, que lo echen a patadas en el culo».
Sospecha de un acuerdo secreto entre el kirchnerismo y Javier Milei por «Ficha Limpia»
En definitiva, tanto el kirchnerismo como el oficialismo aprovecharon la situación para acusarse mutuamente y para renovar sus compromisos contra la corrupción.
Pero lo extraño de esa polémica es que la pelea se producía al mismo tiempo en que ambas facciones, el kirchnerismo y La Libertad Avanza, estaban bajo sospecha de un acuerdo secreto por el proyecto Ficha Limpia, que prohíbe a que quienes están condenados por la justicia se puedan presentar a elecciones.
El fracaso de esa iniciativa llevó a que desde el sector de Mauricio Macri acusaron a Milei de tener un pacto con Cristina, para permitirle que se postule en la legislativas del año que viene.
Finalmente, desde el entorno de Milei terminaron admitiendo que le restaron deliberadamente apoyo, pero no por una especulación política -los encuestadores afirman que las chances de Milei crecen cuando Cristina gana protagonismo- sino para evitar que la «Ficha Limpia» se transformara en un efecto boomerang en caso de ser aplicado por gobiernos peronistas.
Se hizo una analogía con la situación que sufre en Brasil el expresidente Jair Bolsonaro, que hoy no puede postularse a elecciones como consecuencia de un fallo judicial. Y el propio Milei argumentó que, tal como había sido redactado, el proyecto podía consolidar los «feudos» provinciales por connivencias entre los gobernadores peronistas y jueces adeptos.
El PRO y Mauricio Macri, a favor de la suspensión
Las paradojas no terminan allí, porque si hubo un sector que defendió la tesis de que Kueider no debía ser expulsado, sino que suspendido fue, precisamente, el PRO de Macri, que hasta ahora había mantenido una actitud al borde de la ruptura con Milei por el caso «Ficha Limpia».
Y aparece un dato sugestivo: todo ocurre en medio de una investigación sobre presunto enriquecimiento ilícito de Cristian Ritondo, diputado del PRO por la provincia de Buenos Aires, de quien acaba de descubrirse que es propietario de inmuebles en Miami, que no habían sido declarados.
El dato llamativo es que Ritondo tiene un enfrentamiento público con la jueza Sandra Arroyo Salgado, que lo acusó de haber conspirado para apartarla en una investigación sobre narcotráfico, en la época en que el ahora diputado era ministro de Seguridad de la ex gobernadora María Eugenia Vidal.
Ahora, la jueza Arroyo Salgado fue quien aceleró la expulsión del senador Kueider, con su pedido de desafuero, lo que tornaba más difícil la posición de aquellos que sostenían la tesis de que correspondía la suspensión.
Esto deja varios interrogantes planteados: ¿a quién perjudicará políticamente Kueider, si es que revela de quién eran los dólares que transportaba a Paraguay, y que ya dijo que no eran suyos?
Y, por otra parte, después del antecedente que dejó el caso de Kueider, ¿cuál será la actitud del PRO y de La Libertad Avanza si la jueza Arroyo Salgado, con argumentos parecidos a los que esgrimió sobre Kueider, pide también el desafuero de Ritondo?
Son las especulaciones que en este momento se plantean en el ámbito político. El gobierno, que atraviesa un momento de euforia por las buenas noticias en el plano económico, no tiene incentivos como para aparecer manchado por situaciones de corrupción. De manera que ya prometió un nuevo proyecto propio de «Ficha Limpia» que ofrezca garantías de que no será un arma de proscripción si cae en las manos equivocadas -no hay precisión sobre cuándo estaría listo ese nuevo proyecto-. Y, mientras tanto, sacrifica a aquellos aliados incómodos que lo puedan perjudicar.
De momento, el caso Kueider dio pie para que todos los sectores intentaran una demostración de «honestismo». Pero las consecuencias podrían ser más riesgosas de lo que hoy se percibe si se generaliza el criterio de que cada legislador acusado de corrupción terminara con un voto de expulsión.
Fuero: Público,
Voces: expulsión, Kueider, senado, pedido, desafuero, corrupción, ficha limpia,
Fuente: iprofesional.com