Agobiado por los testimonios de los testigos, el acusado confesó en el juicio que se le siguió en la Cámara 1ª del Crimen.
Fue sentenciado a tres años de prisión en suspenso e inhabilitado en forma absoluta. La comunidad educativa de una pequeña escuela técnica de una población del departamento Santa María puede darle un “cierre” a una penosa historia de abuso sexual cometido por uno de sus docentes en perjuicio de tres de sus alumnas. El docente ejercía un rol de seducción por el que se quedaba a solas en el aula o en un gabinete, donde se aproximaba físicamente con intenciones libidinosas. Según quedó plasmado en las denuncias y en la causa, a dos de ellas (de 12 años) les dio besos en la boca y a otra (de 13) le tocó la cola. Así trascendió en el juicio que se cerró el jueves pasado en la Cámara 1ª del Crimen de la ciudad de Córdoba, donde el acusado, Homero Rodríguez (52), confesó los hechos luego de que en dos jornadas los testigos lo agobiaron con sus relatos. El establecimiento educativo (cuyo nombre no se publica para no contribuir a divulgar la identidad de las víctimas) tiene una especialización técnica y capacita a alumnos de la región. Los hechos ocurrieron en 2013 y llegaron a juicio luego de un dilatado proceso judicial en el que los familiares de las adolescentes y los miembros de la escuela batallaron para que avanzara la instrucción. En el debate realizado durante el miércoles y el jueves, trascendió que la directora del establecimiento tenía un vínculo directo con este docente, y que fue necesaria la intervención de otros educadores y de los directivos para que prosperara la denuncia de las chicas.
Los hechos. Cuando se abrió el juicio, Homero Rodríguez negó todo. Al leerse la acusación se ventiló que se trataba de tres hechos: los dos primeros, por quedarse a solas con dos de las chicas (ambas de 12 años), a quienes les tomó la cara “con intención libidinosa” y les dio un beso en la boca. El tercer caso parecía tener características más graves, ya que también se quedó a solas con una adolescente de 13 años. Cuando los otros alumnos salieron al recreo, logró retenerla y le tocó la cola. También le advirtió que con el atuendo que llevaba no podía soldar, por lo que le indicó que debía ir a cambiarse a la casa, pero que él la llevaría. En el juicio se escuchó que, como ella se negó a que la acompañara, él le dijo que entonces le pondría un uno. Este episodio fue la gota que colmó el vaso y, a raíz de la reacción, las jóvenes tuvieron eco en algunos directivos del establecimiento que se movilizaron para que las actuaciones prosperaran hasta que, finalmente, llegaron al fiscal Alejandro Peralta Ottonelo, de Alta Gracia. También se conoció en el desarrollo del proceso que, luego de varios años, intentaron reponer al docente en sus funciones en esa misma escuela, pero la reacción de la comunidad impidió que lo restablecieran en el cargo.
Confesión de parte. En la segunda audiencia, cuando los testigos, en especial los docentes, comenzaron a ratificar la acusación, Rodríguez pidió la palabra y terminó confesando los hechos. Al escucharse los alegatos, las partes acordaron la pena de tres años de prisión en suspenso y la inhabilitación absoluta por el mismo término. La petición de la fiscal de Cámara María Dolores Romero Díaz fue acogida por el querellante de una de las víctimas, Agustín Cafferata, y tuvo también el aval de José Manuel Lascano, representante de una de las jóvenes que aún es menor. Las chicas tienen hoy 17 y 18 años, y a partir de esta resolución judicial pueden ver, al menos, el final judicial de una historia. En el debate, surgió que en la cámara Gesell relataron de modo veraz lo que habían sufrido. Los peritajes psicológicos, además de registrar la huella psíquica de dolor, establecieron que se trataba de mujeres que, lejos de fabular, relataban una auténtica historia de víctimas de abuso. Habiéndose aprovechado de púberes que eran sus alumnas, Rodríguez fue condenado por el delito de abuso sexual, agravado por ser el encargado de la educación de ellas.
Apartado. Durante el debate, al responder sobre sus condiciones personales, el condenado aseguró que en la actualidad no daba clases, pero que se estaba desempeñando en el Ministerio de Educación de la Provincia, en la ciudad de Córdoba. Fuentes de esa cartera emitieron un comunicado para este medio y señalaron: “El docente en cuestión está apartado de sus funciones en el marco de unas actuaciones administrativas iniciadas en 2015, con motivo de irregularidades que se le atribuían y atento la necesidad del Estado de garantizar la integridad del resto de la comunidad educativa”. La nota continúa: “De esta manera, estuvo desempeñando tareas administrativas en el área central de la Dirección General de Educación Técnica y Formación Profesional de este Ministerio”. Finalmente, indicaron que “a partir de que quede firme la condena impuesta, será incorporado al Registro Provincial de Personas condenadas por Delitos Contra la Integridad Sexual (decreto 634/15), dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia”. Sin poder confirmar si aún se desempeña en la cartera, además de oficiar a la Justicia para que informen de su situación, indicaron que una vez recibida la respuesta (eventualmente afirmativa) se tomará la medida de incorporar a Rodríguez al registro de condenados y se iniciará el trámite de cesantía.
Fuente: La Voz