Cómo afecta el coronavirus en los contratos deportivos.

Las instituciones deportivas sin ingresos económicos, los deportistas  con la incertidumbre de sus contratos y las principales federaciones deportivas del mundo analizando las consecuencias y efectos para hacer sustentable un sistema castigado que tiene fecha incierta de normalización.

En este contexto de crisis que estamos viviendo, las principales federaciones deportivas del mundo en general y de nuestro país en particular, se debaten por estos días hasta dónde podrán llegar los efectos nocivos de este virus que afecta en primer lugar la salud de todos y en segundo lugar la economía de las instituciones deportivas y de los deportistas. 

En este marco, nos concentraremos en los efectos que esta pandemia provoca en los contratos deportivos, que no  escapan al marco general y conceptual de los contratos en general. Sin embargo, tienen sus características particulares propias de la actividad que desarrolla con las reglamentaciones deportivas de sus federaciones.   

Los deportistas profesionales de las principales disciplinas y federaciones del mundo se encuentran en uso  licencia, esto quiere decir que el contrato sigue cumpliendo todos sus efectos entre las partes y que tanto clubes como deportistas profesionales están obligados a cumplir con sus obligaciones contractuales.

Durante esta suspensión de la actividad, se  analiza y debate que va suceder con la relación laboral de aquellos deportistas profesionales que es de duración determinada. Esta, se puede fijar tanto por un número  de temporadas o por fecha de finalización de la misma,  por  ejemplo en el fútbol los contratos vencen el  30 de junio y es habitual que tengan esa fecha como finalización de la relación laboral. 

¿Cómo se garantiza la sustentabilidad del sistema, sin poner en riesgo las instituciones y los derechos contractuales de los deportistas? 

La situación actual nos pone ante varias disyuntivas, que tienen que ver con la  competencia y si esta no se reanuda o se reanuda debiendo reacomodarse el calendario deportivo de forma tal, que culmine con una fecha posterior a la del vencimiento del contrato.

Ahora bien, ¿cómo se garantiza la sustentabilidad del sistema, sin poner en riesgo las instituciones y los derechos contractuales de los deportistas?  Es el interrogante que por estos momentos se debate en todo el mundo. Se debe garantizar la sustentabilidad de un sistema sin ingresos para las instituciones deportivas, sin competencias y priorizando la salud de los deportistas. Es una ecuación sin respuestas ya que sin instituciones, no hay competencia deportiva y sin ellas no hay contratos deportivos.

En España  el Gobierno acaba de publicar este  28 de marzo un decreto/ ley  9/2020, en el que dispone la prórroga automática de los contratos de los deportistas profesionales afectados por un ERTE -expediente de regulación temporal de empleo-, que tiene como efectos la suspensión  del contrato y la reducción del pago de los salarios al mínimo, por el plazo de duración del estado de alarma, al no considerar como causa de justificación de despidos y extinciones a la fuerza mayor y a las causas económicas, técnicas, organizativas y de producción   ¿Será esta una solución?

Por otro lado en nuestro país , las instituciones deportivas  no pueden disminuir unilateralmente el salario de los deportistas, salvo que el contrato expresamente prevea la situación de fuerza mayor y se logre acreditar, en cuyo caso los clubes podrían suspender a los deportistas conforme el artículo 218 y 221 de la L.C.T / hasta setenta y cinco días en un año sin goce de haberes  o  iniciar en el Ministerio de trabajo un procedimiento preventivo de crisis, que  les permitiría -si logran acreditar la causal de fuerza mayor – disolver el vínculo contractual  con una indemnización reducida del cincuenta por ciento de la prevista en el artículo 245 LCT.

Actuar con responsabilidad social deportiva, la cual tanto pregonamos  obliga y compromete a los dirigentes deportivos  a cuidar la salud y las fuentes de trabajo. 

Esta crisis nos interpela como sociedad y nos convoca actuar con solidaridad, equilibrio,  razonabilidad y  buena fe.  No hay posibilidad de superarla sin el compromiso y sacrificio de todos. No hay lugar para individualismos. Lo prioritario es la salud y la sustentabilidad del sistema para el día después.  

Fuente: Diario Judicial

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